Saturday 18 October 2008

Japan connection (Part I)

Aquel jueves había tenido una sensación rara todo el día, esos días en que no sabes si bueno o malo, pero va a pasar algo...así fue. Las agujas del reloj rondaban peligrosamente alrededor de las 10 de la noche de un jueves cuando mi recién estrenado y estupendo móvil de ultimísima generación empezó a sonar y vibrar a la vez.
-¿ElPajarito? Hola, soy yo, tengo que hablar contigo.

-Hola, muy buenas, pues usted dirá.

-Pues necesito mandarte a Japón este sábado para que nos ayudes con la inauguración del Instituto Cervantes de Tokio. Mañana a las 9 nos vemos y te doy más detalles.

-Alli estaré, buenas noches.

Y así empezó todo. Las manos empezaron a sudarme, los pelos se me pusieron de punta y mi mente se llenó de imágenes de mis otras vistas a este país a velocidad de vértigo. -ElPajarito, que nos vamos a Japón, en menos de 48 horas. Me dije, emocionado.

Esa noche me costó horrores conciliar el sueño y a la mañana siguiente me dirigí a mi cita para que me contasen los detalles de aquel proyecto. La verdad es que no me pudieron explicar demasiado, simplemente me dijeron que me iba a Japón para prestar mis servicios lingüísticos y conocimiento del país a dos políticos españoles que asistían a la inauguración del Instituto Cervantes en la capital nipona. Mi segundo cometido sería negociar unos acuerdos de colaboración con dos museos del país. Por supuesto y pese a que no iba a tener prácticamente tiempo para preparar el tema, dije que yes very well inmediatamente. Con los nervios fatal ante la inminente experiencia (más que nada por miedo a verme en según qué situaciones en las que no poder defenderme completamente con mi japonés) me fui a ver a mi queridísimo PM, quien desde hace más de 10 años se encarga espectacularmente de todos mis viajes, para que me diese la documentación.

Total que el sábado, divina y comodísimamente vestido para semejante periplo intercontinental, me planté en el aeropuerto de Valencia con mi maletón, el maletín de mi Vaio y mi inseparable messenger de Vuitton, para partir rumbo a Paguí, donde tenía por delante SEIS horazas de espera antes del enlace a Tokio. Por mucho dutty free y sala VIP que tengan los aeropuertos, después de la tercera hora de espera de lo único que tienes ganas es de fumar cual poseso y de empezar a cometer homicidios, por lo less, que diría mi idolatrada y desaparecida Divina. Después de 13 horas de vuelo y gran desilusión con la Business Class de Air France (como una Business de saldo, fa-tal), aterricé en el aeropuerto internacional de Narita en Tokio, bueno, a una hora y media de Tokyo, pero vale, aceptamos barco. Tras semejante panzada aérea desde luego que lo primero que hice nada más recoger mi maleta fue buscar un sitio donde poder fumar, of course. Acto seguido fui a ver cuándo pasaba el siguiente autobús para clientes del hotel en el que me hospedaba; ni de coña me iba a esperar otros 45 minutos a que pasase el dichoso bus, hasta ahí podíamos arriver, después de veintitantas hours around the world cual Willy Fogg sXXI. Por un nada módico precio, unos 120 euros, conseguí que un taxista me llevase a mi hotel, el Hotel Okura, uno de los mejores de la ciudad (cual sería mi sorpresa al averiguar que aparte de ser de los mejores, era el más grande, my God!). Al llegar al hotel el taxi me dejó en lo que yo aún no sabía que era el edificio principal, distinto del ala sur reservada a habitaciones superiores y ejecutivas que era de hecho donde yo me hospedaba, a un incómodo paseo de unos cinco minutos por dentro del hotel a través de interminables pasillos, escaleras mecánicas y ascensores, un horror como para haberse hecho el harakiri en la misma recepción del main building. Encima, semejante caminata tenías que intercalarla con una serie de reverencias (chepazos, como yo los llamo) con todo bicho viviente que te cruzases on the way.

(Recepción ala sur Hotel Okura)

Entre el viaje, el trayecto al hotel y el paseorro interno con chepazos estaba absolutamente molido, así que cené en uno de los restaurantes del hotel y me fui a la cama.
Al día siguiente, puesto que mis clientes no llegaban hasta un día después, me fui a Akihabara, la ciudad electrónica, donde me autoregalé una cámara megadigital con todos los píxeles y las pulgadas del planeta, aparte de un montón de funciones que no tengo ni la más remota idea de para qué son ni cómo se usan, pero es ideal. También me compré un traductor automático sensacional de inglés, español, japonés, italiano y alemán, todos combinados, además de agenda personal y bloc de notas con doble pantalla, una verdadera pasada tecnológica que aún hoy me tiene en las nubes. Después de pasar casi todo el día por allí, regresé al hotel, me di una ducha y me fui a cenar por Shinjuku, una de las zonas de marcha de la ciudad, donde luego estuve tomando un par de copas y encontré un plan fantástico con quien pasar el resto de la noche. Igual que mi querida María, yo también tengo momentos intrépidos y aventureros y, mira por dónde, me salió bien jeje.

A la mañana siguiente debía ir al aeropuerto a recoger a mis nuevos superverybestfriends. Hice acopio de toda la crema hidratante, antibolsas y antiojeras Clinique que tenía conmigo para intentar, con bastante éxito todo sea dicho, disimular el jet-lag, un cansancio bastante acuciante y una pequeña resaca, que no fue fácil pero uno que es muy profesional se apañó very well. Allí estaba yo de nuevo en Narita, esta vez acompañado de un chófer oficial, esperando a los señores que ya hacía rato que habían aterrizado cuando, para mi gran alucine, me veo aparecer por la puerta de salida de pasajeros a Paco Lobato, el corresponsal deportivo de Tele5. Más alucinó él cuando, al pasar por mi lado, le hice el protocolario chepazo nipón a la vez que le decía "Irasshaimaze, Sr. Lobato, bienvenido a Tokio". Se me quedó mirando como quien ve a su abuela con un porro en la mano y me dijo "Ah, hola, ¿eres de la organización, has venido a por nosotros?", a lo que yo le contesté "No, no, estoy aquí para recoger a unos delegados de cultura". Muy amablemente se despidió y se marchó con su séquito de seis o siete personas y hasta ahí llegó mi momento Tele5 nipón. Total que media hora después cuando Lobato y su entourage ya estarían casi llegando al circuito Sumitomo, aparecieron los míos. Al más jefe de los dos le habían perdido la maleta, por eso tardaban tanto. De ahí pasamos fugazmente por el hotel y directos fuimos al Instituto Cervantes a lo que yo pensaba sería la reunión previa a la inauguración. Para mi sorpresa, la inauguración no será hasta el 11 de noviembre, esto era sólo un viaje de prospección y de preparativos, ya que para el gran día se esperaba también la asistencia de nuestros reyes, Juanca y Sofi, así como la de Naruhito (Marujito para los amigos) y su depresiva esposa Masako. Resulta que al príncipe heredero le gusta llevar dos dedos y medio de maquillaje y brillo de labios en actos públicos (si es por coquetería propia o problemas cutáneos lo ignoro, por eso lo de Marujito en los círculos políticoculturales ibéricos del país). Por cierto que era una de las preocupaciones de mis clientes, el hecho de que viniesen a inaugurar los reyes españoles pero por parte de la Casa del Crisantemo sólo los príncipes herederos y no los emperadores. Después de una llamadita a palacio nos explicaron muy amablemente que no nos preocupásemos de nada, que los emperadores acuden a contadísimos actos públicos, casi exclusivamente a la apertura del Parlamento y a las celebraciones del cumpleaños del emperador y ya. Entre Zarzuela y la casa Imperial ya habían dispuesto que al día siguiente de la inauguración nuestros reyes disfrutarían de un día de visita privada a los emperadores, así que asunto resuelto y si alguien en España preguntaba ya sabíamos lo que había que contestar, que a la inauguración iba Marujito...y punto en boca. Luego nos enseñaron todo el edificio y estuvimos trabajando en la distribución de la zona adonde se mostraría una exposición de jóvenes artistas españoles
Continuará....

10 comments:

Anonymous said...

Holaaa, jajajaja, me encanta. Buenísimo lo de la caminata por el hotel intercalando los chepazos como reverencias al cruzarte con todo el mundo.
Un beset!!

ElPajarito said...

Prima Adorada, sí fue divertido, sobre todo la primera vez, pero ya todo el rato durante 9 días, te aseguro que acabas de los paseos y los chepazos hasta donde yo te diga jajaja.
Bss Mil,

ElPajarito

Anonymous said...

Marujito???? que gracioso, por favor

Comenta más cosas, que nos tienes en ascuas

Un beso, guapo

Noish

ElPajarito said...

Cuando me contaron la historia del mote en el Cervantes tuve que hacer serios esfuerzos para no miccionarme encima cual vulgar Manneken Pis, a mí también me pareció genial jajaja.
¿No has leído lo que pone al final del post? Continuará... en cuanto tenga un rato sigo.
Te miss you quantité preciosa mía.
Bss Mil,

ElPajarito

Anonymous said...

Pero que barbaridad, los hay con suerte.
Eva Longoria...ahroa el calvo de Telahinco....

ElPajarito said...

Querid@ Anónim@!!! Es más casualidad que suerte, diría yo. Pero de lo que más suerte tengo (y es suerte, no casualidad) no es ya de cruzarme con políticos, actores, actrices o presentadores alopécicos, sino de los AMIGOS que tengo y la gente que me rodea, tanto en mi vida personal como en la laboral, y la gente que me visita aquí en mi blog, eso sí que es SUERTE.
Bss Mil,

ElPajarito

Oly said...

Jajaja...Como siempre tus historias apasionantes, me encantas. Si es que el que tiene arte lo tiene y no hay más.
Te adoro
Oly

ElPajarito said...

Jo Oly tía, que m'abrumas, gracias pero no se merece. Espero que el resto del relato, cuando pueda redactarlo y colgarlo, te guste igual.
Bss Mil,

ElPajarito

Wannabe A said...

¡QUÉ BIEN! The Pajarito the returned back (si hay faltas, aplicame el Divino baremo, que uno tambien tiene un dominio intermitente del inglés).
Hijo, con esas experiencias tan intensas e interesantes a ver quien es el chulo que se atreve a contar algo...y no resultar más de pueblo que una mesa camilla.
Wellcoming besos again.

ElPajarito said...

Jo Wanna no me digas eso Darling!! Cierto que son experiencias interesantillas y enriquecedoras, pero de ahí a lo que dices tú hay un trecho gordo eh. Yo estaré encantado de que me contéis vuestras anecdotillas, similares o no, que os surjan al leer mis escritos.
Ya tengo casi acabada la segunda parte.
Bss Mil,

ElPajarito