Sunday 17 May 2009

La noche no fue para ella... o la falacia eurovisiva

La verdad, no sé el resto de Europa cómo lo llevará, pero desde luego España ni estuvo living a celebration ni la noche fue para nosotros, como rezaba anoche nuestra canción valuarte en el Olimpiysky Arena de Moscú, durante la celebración del Festival de la Canción de Eurovisión.

Antes de nada, me gustaría resaltar el tremendo y espectacular despliegue técnico y económico por parte de Rusia que fue, cuanto menos, impresionante. Es lo que tiene que, en época de crisis, te toque organizar un evento así; Putin pide a los mafiosos más grandes del país (como el prometido de mademoiselle Naomi Campbell) que saquen unos milloncejos en B de sus economías mega sumergidas para auspiciar el evento y voilà, tienes apañado el übber show que pudimos ver, con el presentador y presentadora luchando por ser la nueva Barbie Perestroika.
(Las Barbies Perestroika)

Esta edición me ha parecido, con mucho, la más incoherente en largo tiempo por varias cosas. Vaya por delante que personalmente me encantan los festivales y manifestaciones folclórico populares de todo tipo, pero no me parece que Eurovisión sea el lugar idóneo para este tipo de actuaciones, sobre todo porque al ser un festival en el que entran (y votan) tantos países y tan distantes, es difícil que todo el público llegue a apreciar correctamente la calidad de la actuación a niveles tan supraculturales. Este fue, como muchos, el caso de Inga y Anoush, las hermanas representantes de Armenia, que se ataviaron con trajes regionales y cantaron y bailaron un tema popular armenio mezclando algunos párrafos en inglés para hacerlo más eurovisivo. Tres cuartos of the same hizo Nely Ciobanu por Moldavia, con unos saltimbanquis muy ad-hoc que, la verdad, daban más la impresión de estar bailando el Kasachov ruso que otra cosa (y ella parecía una matrioschka entripada, sorry).

(Matrioschka entripada y coro kasachovero)

Otra incoherencia; si bien es práctica regular que, por ejemplo, una española se presente por Andorra, o una irlandesa (no norirlandesa) por el Reino Unido, los mixes representativos de anoche no tuvieron ni pies ni cabeza, a saber, una georgiana (creo que residente en Londres) y un iraní nacionalizado sueco, como fue el caso de los representantes de Azerbaiyán, que además ofrecieron una actuación al más puro estilo Bisbal pero sin gracia para mover el esqueleto, una pena. Aún así quedaron en un nada desdeñable tercer puesto… vaya tela. El mismo caso fue el de Hadise (una chica muy guapa, todo sea dicho, que nació y creció en Bélgica hija de emigrantes turcos, con lo que, de acuerdo, tendrá la chica más feeling turco que yo, vale, pero sigo sin aceptar barco como animal acuático), que representó a Turquía. Otro caso de libro fue el del propio organizador, Rusia, que tuvo como representante a una ucraniana seudoesquizofrénica que, como no logró clasificarse por su país, se presenta por el vecino y va y la dejan, sigo sin aceptar barco como animal acuático. A ver, ¿a caso nos parecería bien que, por muy vecina que sea por ejemplo, Italia, y por bien que cante, digamos, Raffaella Carrá, ésta nos representase en el festival? Pues sorry pero a moi me parece fa-tal.

(La belgo turca y sus coristas)

Luego aparte están ya las actuaciones extrañas per se, como fue por ejemplo el caso de Finlandia, que mandó a un cantante colocado junto con tres coristas ataviadas cuales vulgares meretrices portuarias de los 90, o los soldaditos napoleónicos con muñecas hinchables vivientes que mandó Bosnia y Herzegovina, absolutamente demencial. De igual forma, la representante sueca, que tenía una cara de loca que no podía con ella, además de llevar a juego el pelo con los plumones inferiores del traje que llevaba, espeluznante en grado sumo, o la representante de Malta, que parecía que se hubiese cenado la Plaza Roja moscovita entera y cantaba en un inglés casi incomprensible… serían gases por el atracón. Y para qué hablar de las, a mi parecer, ridículas actuaciones de, por ejemplo, Portugal. ¿Qué pretendían enviando a una desequilibrada que iba hasta arriba de vinho verde y su corista bananero recién importado de Angola?



(La representante maltesa)

Y de incoherencia a incoherencia y tiro porque me toca, fue el caso de Alemania. Cuando por una vez los Deutsche Gramophons van y mandan a alguien decente a representar a su país, con una actuación fuerte y sólida, con un cantante guapérrimo, buen tema y la colaboración especial de la reina del burlesque (Dita, of course), van y hacen el ridículo más grande de los últimos años. O mismamente nosotros, que si bien no llevábamos el mejor tema, creo que no lo hicimos tan mal como para merecer el penúltimo puesto; aunque el extraño maillot de Soraya con esa parte superior color carne horrendo y ese pareo anudado a la cintura, no le hacían ningún favor, ni el pelo quemado, encrespado de tanta plancha y ultra oxigenado que lucieron los chicos del cuerpo de baile. No obstante creo que la extremeña y su equipo lo hicieron bastante bien y, desde luego, fueron a dar lo mejor de sí mismos. Totalmente injusto el penúltimo puesto otorgado.


(La actuación del representante alemán con Dita Von Teese)

(Soraya y sus chicas)

Fuera como fuere, al final fue Noruega quien se hizo con la victoria gracias a la actuación de Alexander Rybak con su Fairytale “Cuento de hadas”. Como dicen muchos, a favor de este chico jugó esa cara aniñada de bonachón, gracioso y buena persona que tiene el chaval. El tema en mi opinión no estaba mal, aunque quizás tenía demasiadas reminiscencias húngaro-bohemias, con esos acordes cíngaros y música de violín que poco recordaba al país escandinavo al que representaba. Cabe decir también que el joven Rybak nació en Ucrania y no pisó suelo noruego hasta los cuatro años, aunque cuando le entregaron el premio habló para la audiencia de su país en perfecto noruego con acento oslita y no dudo que el chico se sienta tan noruego como la propia Marta Luisa o su hermano Haakon.


(Alexander Rybak poco antes de erigirse como vencedor absoluto)

Y qué más puedo decir, que aunque no tenga sentido ninguno, en mi opinión, en este festival que ya cuenta 54 primaveras, lo que prima es un sentir político económico que apesta. Creo que España debería retirarse forever de semejante falacia pantomímica, al menos hasta que esto cambie. Y vosotros, ¿qué opináis?
Bss Mil,


ElPajarito